jueves, febrero 02, 2012

El pensamiento japonés

 Una de las claves para la rápida adopción de tecnologías foráneas fue el carácter mítico del pensamiento japonés, un pensamiento acostumbrado a combinar elementos de distintas procedencias sin que esto implique una contradicción. Según Hitoshi Oshima, profesor en Letras de la Universidad Nacional de Tokyo, la sociedad japonesa, desde sus comienzos, se basa en un sistema de equilibrio y yuxtaposición, como consecuencia  de la característica principal de la mentalidad japonesa: su profundo carácter mítico. Este es un tipo de pensamiento que no crea filosofías trascendentales, como la tradición de la India, de China o de Europa, al dificultar,  por su propia característica, la no distinción entre lo teórico y lo práctico, lo ideal y lo sensorial[1].
Según el autor, la cultura japonesa se basa en el Shintoismo, de corte casi animista, y mitológico, el cual había recibido la influencia hacia el S.VI del Budismo chino, más espiritual y más trascendental. A su vez, había recibido la escritura china a través de los sabios coreanos, y había conseguido desarrollar una propia cultura: la escritura en Kana (japonesa) que se combinaba con la china, Kanji. De modo que la yuxtaposición, Budismo y Shintoismo, y Kanji - Kana (chino-japonés) determinó la base del pensamiento japonés, que nunca había conocido "el conflicto ideológico". Oshima lo ejemplifica describiendo la disposición de los elementos en los altares a los difuntos de los hogares japoneses: "encontramos a menudo dos pequeños altares dentro de la misma casa, uno budista y otro shintoísta; encontramos un templo budista y otra templo shintoista dentro del mismo terreno sagrado, e incluso en un mismo templo, elementos del otro. Por supuesto, este fenómeno es producto de la mentalidad mítica japonesa que, como hemos dicho reiteradamente, no conoce la contradicción. Para esta mentalidad la yuxtaposición, en ningún caso, significa contradicción"[2]. 
Por esta razón, asegura el pensador que “el racionalismo en Japón, como símbolo de la razón, de la cultura europea, fue reemplazado -con la ocupación norteamericana- por el tecnologismo estadounidense,
favoreciendo su desarrollo”. Oshima concluye que en Japón el desarrollo de la tecnología electrónica es consecuencia del pensamiento mítico, porque se trata de algo operativo y no conceptual.
Otra clave importante del pensamiento japonés es su veneración por la naturaleza promovida por el shintoísmo, la religión oficial del estado japonés. Esta cosmovisión contiene tanto el mundo observado, o físico, como el no observado, o espiritual. No hay ninguna distinción marcada entre las dos realidades; lo que ocurre en una afecta a la otra. El mundo visible o físico consiste en lo que podemos ver, sentir y experimentar. Incluye las fuerzas de la naturaleza y los seres físicos. En el mundo visible, la tierra juega un papel destacado porque es considerada como una entidad viva, y suele ser adorada como la Madre Tierra. Se considera que la naturaleza está viva: los montes, las cuevas, las montañas y los lagos suelen ser venerados como lugares sagrados; los animales pueden ser encarnaciones de espíritus y muchos son adorados como sagrados, como la vaca, el mono o los ciervos. Las plantas también contienen espíritus, y algunas son adoradas. Los bosques, especialmente, son considerados como lugares donde moran los espíritus. Pero, a diferencia del catolicismo y otras religiones monoteístas, el shintoísmo no conoce un Dios personal.
  
Imagen: verdeporquetequieroverde.wordpress.com

Esta relación entre el hombre y la naturaleza puede observarse en “La Princesa Mononoke” (Hayao Miyazaki, 1997), una película que representa el Japón medieval, en el que se viven guerras entre distintos clanes, que amenazan con destruir el equilibrio que reina en las fuerzas de la naturaleza y los dioses del bosque tomarán partido para salvarla.
Pero queda un interrogante: en un país donde predomina la práctica sintoísta y la devoción por la naturaleza y el equilibrio del medio ambiente, qué impacto habrá tenido en la sociedad el entender que su propio desarrollo económico se realizó mediante la proliferación de plantas de energía nuclear.

Tal vez la respuesta la tenga un film del año 2007, “Big Man Japan”  del director japonés Hitoshi Matsumoto. La cinta es un falso documenta que mediante entrevistas y un seguimiento permanente, nos muestra la vida de un superhéroe de capa caída descendiente de una larga estirpe de “gigantes japoneses” que vive en Tokyo, defendiendo la ciudad de los ataques exteriores de criaturas monstruosas que intentan amenazarla. Pero este héroe tiene la característica particular de crecer cien veces su tamaño mediante descargas de energía atómica, además es mujeriego y borracho y sus combates con otros monstruos inmensos son utilizados por los militares japoneses para servir de entretenimiento televisivo de la población, aunque dichas emisiones televisivas estan perdiendo rating estrepitosamente, lo cual afecta el futuro laboral de este anti-héroe.

Imagen: gakifiles.blogspot.com


[1] Oshima, Hitoshi, El pensamiento japonés, EUDEBA, 1988.
[2]   Ibíd, pág. 37.


No hay comentarios:

Publicar un comentario