miércoles, febrero 01, 2012

La reinvención del individuo: el nuevo lenguaje de la subcultura del animé

En cuanto a la temática del manga y el animé, no puede desconocerse que, gran parte, del caudal de imágenes promueven la expresión de ilustraciones erótico-grotescas. Algunas de las subcategorías de lo Hentai (“lo pervertido”) que se encuentran tanto en series de animé como publicaciones especializadas de manga pueden dividirse en:
  • Bakunyū: Es la representación de las mujeres con senos grandes. Literalmente traducido como "los senos de ruptura".
  • Futanari; representaciones de hermafroditas o transexuales que han fálico genital (pene con escroto, pene, sólo un árbol o la ampliación de clítoris) y vaginal, los genitales femeninos o una forma de reloj de arena incluyendo pechos y un pene y escroto.
  • BDSM; es un tema de relaciones sexuales consentidas entre actividades que se consideran "pervertidas", incluyendo temas tales como el intercambio de poder (dominación y sumisión), la servidumbre, el sadomasoquismo, spanking, bondage, etc.
  • Bestialidad; también conocido como zoofilia, aunque algunas veces se puede presentar el caso de un hombre bestia o animales humanizados. En la terminología japonesa, se denomina a este acto como "Furry".
  • Tortura de pechos o esclavitud de pecho, enfocada a prácticas de tortura o prácticas BDSM específicamente a esa zona.
  • Toddlercon: Semejante al Lolicon, solo que los niños suelen ser menores de 6 años.
  • Lolicon; en la cual se presentan relaciones con preadolescentes o niñas prepúberes con varones que doblan o triplican, en algunos casos, su edad.
  • Embarazadas; el objeto de deseo o satisfacción sexual son personajes femeninos embarazados.
  • Shotacon; la representación de los jóvenes que tengan relaciones sexuales con otros muchachos o los hombres mayores, en lo que respecta a los jóvenes con las mujeres de edad, se conoce como "Straight Shota" (Shota hetero) en la jerga de la zona occidental.
  • Violación con tentáculos; es una de las más famosas o comunes, con la representación de los tentáculos y, a veces, criaturas monstruosas que participan en la violación de mujeres; es menos frecuente con los hombres.
  • Incesto; actividad sexual con miembros de la familia jurídica. Ej: hermanos, padres, primos, etc.

Cabe una pregunta: ¿Qué pudo haber contribuido para modificar  una sociedad que, hasta casi mediados del siglo XX, había sido tan dependiente de la etiqueta y el protocolo y el autocontrol?
Tras la segunda guerra mundial, sin un emperador con origen divino, sin el potente brazo armado que había sido el emblema guerrero del país, imbuido en una fuerte presencia norteamericana que trastoca los valores culturales japoneses para promover otros nuevos que, por otra parte,  la sociedad japonesa recibe gustosa y a los que, prontamente, se adapta,  el individuo se construye un nuevo lugar, una nueva realidad donde su ser individual no necesite de eternas lealtades, y ya no este obligado a pertenecer a un grupo. Si bien, algunos buscarán cobijo en las empresas y compañías japonesas; otros, en cambio, serán la nueva generación de “furitas” que se aparten de los rígidos moldes de la convivencia nipona.   

El catedrático Takayoshi Makino señala que, para la cultura japonesa, la palabra sociedad implica un agregado de individuos, de socios. Si bien, al ser individuo, el hombre no puede sentir –aunque sí puede intuir– el dolor de la otra persona, para comprenderlo se necesitan el uno al otro. Sin embargo, asegura este autor, "en la sociedad tradicional japonesa existía el concepto de seken. Etimológicamente, la palabra seken hace referencia al espacio que existe entre los individuos, es decir, tiene que ver con el concepto de “relacionamiento”. “Lo que prevalece en la sociedad japonesa no es el individuo, sino la relación que se crea entre los individuos". Es por esto que, en la cultura japonesa, cuando alguien se relaciona con otra persona, su carácter, como individuo, es ambiguo, en uno se disuelve el yo y el otro, y "la mirada del otro" admite ser incluida.
En la actualidad, para la sociedad japonesa, ser un "descastado", como decía Haruki Murakami, es ser un freeter o furtias (transcripción según la fonética japonesa). "Freeters" son los jóvenes con o sin estudio entre los 18 y 35 años que no poseen trabajos de jornada completa o de relación de dependencia. Y muchos de estos jóvenes, al igual que los otakus –fanáticos del manga, animé y video juegos- ya no responden al standard de lo que es ser japonés. Sin un dios personal a quien rendirle cuentas, con una memoria partida que tiene que olvidar el desastre de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki para agradecer las decenas de plantas nucleares cuya energía fue la fuente de su despegue económico, el individuo ha sabido crearse un nuevo mundo de imágenes que, algunos utilizarán para realizar grandes obras artísticas pero, otros para  construirse imaginarios Bunkers de escape.



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